Novela romántica

Las horas prestadas

11 de junio de 2022

Antes de empezar con la reseña, tengo que contaros la forma tan especial en la que llegó a mí este libro. Hace unos meses tuve la gran suerte de poder participar en la primera Feria de la Autoedición que se celebró en el parque del Alamillo, en concreto, los días 2 y 3 de abril.

Nunca había acudido a ningún evento en calidad de escritora, y sentía un montón de sensaciones contradictorias que me llevaron en alguna ocasión, durante los días previos, a pensar en abandonar y no acudir a la cita. Saqué fuerzas y le eché ese valor que hace falta tantas veces y me presenté sin conocer a nadie, con mi maleta cargada de libros y mi corazón asustado, pero lleno de ilusiones.

Y allí estaba ella. Mi compañera de mesa. Con bastante más experiencia que yo en este mundo de las letras y con una sonrisa en los labios helados por el frío.

Tenerla de compañera fue un regalo que nunca olvidaré. En pocas horas aprendí mucho, fui dejando atrás esos miedos, y conocí a una persona generosa y encantadora que me ayudó a pasar un día de lo más ameno.

Como no podía ser de otro modo, antes de marcharnos intercambiamos libros y gracias a ello, he tenido la suerte de conocerla como escritora, con esta obra de la que hoy os hablo, Las horas prestadas.

Adriana solo tiene diecisiete años y ya ha viajado por medio mundo junto a su padre, un pudiente ingeniero viudo que arrastra a su hija de hotel en hotel para no perder lo único coherente que le queda en la vida. Podría pensarse que Adriana es feliz debido a su clase social, pero nada más lejos de la realidad: lo único que siempre ha deseado es estabilidad familiar y alguien a quien poder llamar amigo. Y eso, desgraciadamente, es lo más difícil de conseguir.

Las Horas Prestadas es un viaje literal y metafórico a través de la vida de una joven con problemas de autoestima, trastornos psicológicos y falta de raíces; una plegaria silenciosa al amor y a la permanencia. Es ficción realista para lectores a partir de 15 años.

Belén Conde (Mérida, Badajoz, 1982) inició su viaje literario en 2015, aunque lleva escribiendo más de dos décadas. Ha divulgado artículos en periódicos y revistas y publicado historias y microrelatos para editoriales como San Pablo, El libro en blanco o La Pajarita Roja, entre otras. Su novela “Luz y Tinieblas” ganó el premio Boolino de ficción juvenil en 2017, y fue publicada por la editorial Bruño ese mismo año.

Es licenciada en Filología Inglesa y tiene un máster en Criminología y Psiquiatría Forense.

Podéis seguirla en IG @belenconde.autora

Decir que es un libro muy cortito y rápido de leer. Yo he tardado un poco en terminarlo por falta de tiempo, no de ganas.

Para comenzar voy a la parte que me resulta más importante, la manera de expresarse de Belén. He de reconocer que así como el libro en un principio no me enganchó, si lo hizo su forma de escribir elegante, profunda y bien conocedora del lenguaje. Además, Belén te lleva a explorar lugares que no imaginas y los describe como si hubiera estado realmente en cada uno de ellos. Cosa que no le he preguntado y que tengo en el tintero, porque de no haber visitado todos esos sitios, ha realizado un maravilloso trabajo de investigación.

He de reconocer que no había leído nada parecido, entre otras cosas, porque la cabra siempre tira al monte y a mí la novela romántica o de suspense es la que me atrae. Por eso me gusta cuando un libro me busca o, mejor dicho, cuando me encuentra.

Belén nos cuenta en propia voz de Adriana su historia, la de una adolescente mortificada por el estilo de vida viajero y sin arraigos a la que su padre la tiene sometida a causa de su trabajo. Adriana es hija única, huérfana de madre y su padre se hace cargo de ella al ser menor.

Lo que a cualquiera podría parecerle una vida de ensueño, conociendo infinidad de lugares diferentes, y con una economía bastante desahogada, a ella se le hace una cuesta arriba imposible de superar que la lleva a tener verdaderos problemas de salud.

Es un libro muy emotivo y reflexivo. Me ha gustado mucho, os recomiendo cien por cien su lectura. Merece la pena invertir tiempo en esta historia, aunque no sea vuestro género favorito, solo por disfrutar de la forma tan bonita que tiene Belén de narrarla.

Me ha hecho experimentar emociones contradictorias la forma de ser de Adriana, muy madura y a la vez tan frágil. En realidad, lo de vivir dando tumbos de una ciudad a otra, a pesar de contar con tiempo y dinero para hacer lo que quiera, se convierte en un problema. Lo que anhela en lo más hondo de su corazón es un lugar fijo en el que vivir y conocer gente a la que llamar amigos, cosa casi imposible de conseguir con su vida de nómada.

Aun así, con sus experiencias nos hace ver que, en la vida, todo es un enigma y que, a pesar de sus reticencias, en cualquier lugar y momento podemos llegar a conocer a esa persona que se convertirá en la más especial.

Está clara, y Belén lo deja plasmado entre estas páginas, la necesidad de pertenencia de los seres humanos, de formar parte de grupos, comunidades, equipos… Nos necesitamos los unos a los otros. La soledad solo es bonita cuando es por elección propia.

“¿Por qué es tan difícil ser especial?”

“Años después sería incluso más consciente de aquella situación, cuando te encuentras naufragando en el mar de la vida y deseas desesperadamente dejar de ser fuerte y salir corriendo para ser consolado por los tuyos”.

“Lo mejor de la vida nos llega a cuentagotas, para que aprendamos a apreciarlo, agradecerlo y añorarlo”.

Ahora me embarco en una nueva aventura “El sueño de Lía”, de Paula R. Serrano, otra amiga que surgió de esa Primera Feria de la Autoedición del Parque del Alamillo.

 

 
 

 

 

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